lunes, 11 de abril de 2016

Quizá



Languidez vespertina
Ánima del tedio
Los pies frenéticos condenados
Las manos ansiosas atadas
Y los ojos vueltos adentro.
¿Qué perverso letargo
Se cierne sobre algunos días
Transformándolos en infinitos
Y fugaces a la vez?
¿De dónde proviene ese sopor
Que se arraiga de pronto en mis impulsos
Y tira abajo
Y corta línea
Y descose los parches?
¿Viene acaso escondido
En el diario de la mañana
En la sección de Mundo,
O en el vapor del café que se quemó?
¿En el atado de Gitanes
La monotonía de Facebook
O el acecho del futuro?
Vaya a saber
Pero tiene una tendencia imperialista el sopor este.
Llega de a poco y se posiciona
En mis dedos, mis letras, mis recuerdos
Y comienza a invadirlo todo.
Con un hambre rapaz se va apropiando
De todo territorio conquistable
De mi cama anhelante de abandono
De los libros que aguardan ser leídos
Del espejo del baño
Y de mi hambre.
Y sabe
Que aunque no es bienvenido
Se le acoge
Que aunque lucho contra él
Es convincente
Y que aunque quiero evadirlo
Me ha encontrado.
Quizá sea solo el otoño
Quizá sea solo que es lunes.

domingo, 10 de abril de 2016

24/01/2016

Si me viste al partir
rebosante de ilusiones
sueños mansos
y andar parsimonioso
fue porque así quería que me vieras.
Con el alma tenue
el respirar pausado
y un cantar aquí en el pecho.
Fue porque así quería que me recordaras.
Sin ansia, ni aprehensión
ni mi quiero todo ya.
Fue porque no quería que supieras
que me recordaras
con mi abismo-lastre
con mis fieles demonios
como caparazón antaño
como noche que cae.
Ni que se impregnara junto a mi recuerdo
el negro de mis pájaros
la languidez de mis manos
ni mi obstinada y masoquista manera
de entregarme a la nostalgia
de disolverme en el café
e invocar a mis fantasmas.
Si me viste al partir
y no sospechaste
fue porque fui muy convincente
y cuidé cada detalle
guarde mi insomnio en la valija de mano
y escondí en mis bolsillos las ojeras
metí la angustia en un libro
y escondí la pesadumbre
para despedirme radiante
y que me recordaras cuerda
para que al nombrarme
no llegase a tu encuentro
una imagen maltrecha
un recuerdo grisáceo.
Y para que al volver
encuentre en tu recuerdo
lo que quizá nunca fui
y pretendo haber sido.

sábado, 9 de abril de 2016

Confieso


Tengo regresiones secretas
En las que ansío quedarme
Y por las noches polillas negras
Se posan sobre mi pecho.
Pesa en mis letras la impronta
De algún escritor muerto
Que aguijoneado por el insomnio
Dejó entrar a los pájaros.

A tientas


Danzo con tu sombra
Y me aferro
Al resabio de tu aroma
Al vaho de tu tristeza
Lánguida y seductora
En silencio
Susurro tu nombre
Y al hacerlo
Caigo en un vórtice
Que me succiona vorazmente
Como el apetito 
De un perro enfermo
Mi oscuridad
Ansiosa
Pretende abrazar la tuya
En la mano una caja
De fósforos mojados
Y te busco a tientas
En la penumbra
Para refugiarnos juntos
De todo este vacío

Con suerte


Mi juicio desquiciado
Tu ecuanimidad indiferente 
Mi pasión irrefrenable
Tu abrumador estoicismo
Mis caóticos abismos
Tu estúpida objetividad
Mi todo por el todo
Tu indecisión
Mi ráfaga furiosa
Tu tedio
Mis ganas
Tu duda
Mis ganas 
Tu hastío

Mi pila de cartones para el invierno
Tu autosuficiencia soberbia
Mi premura por el encuentro
Tu letargo
Mi impulsividad supranatural
Tu especulación sobreterrenal
Mi desnudez atroz
Tu dormir con las botas puestas
Mi despertar con desayuno
Tu deseo de salir huyendo
Mi expresión incontenible
Tu poca emotividad
Mi ansiedad río salvaje 
Tu languidez charco de lluvia
Mi desenvaine sincero
Tu hermetismo misterioso
Mi deseo sacrílego
Tu retracción
Mi bestia indómita y expuesta
Tu monstruo secreto y guardado
Mis huesos irresponsables
Tus palabras precavidas
Mi entrega despotricada
Tu eterna desconfianza
Mi arrojo arriesgado
Tu análisis previo
Mi subjetividad
Tu cálculo exahustivo
Mi extrema susceptibilidad
Tu franca indolencia
Mi romanticismo mágico
Tu maldito escepticismo
Pero mi soledad gris
Así como la tuya
Mi precipicio profundo
Así también el tuyo
Mi mirada triste
La tuya melancólica
Mi sombra tan ávida de luz
No sé si así la tuya
Y mis miedos
Y los tuyos
Y, con suerte
Los nuestros

Ceguera


Mis ojos
Han visto más de lo que recuerdo
Y han llorado más de lo que han visto

Luciérnagas sin luz
Que se abren intermitentes
Entre vívidas pesadillas
De furias conocidas

Las imágenes me aturden
Son recuerdos sin memoria
Que se han implantado en mi 
Tras largas noche de insomnio
Tras tormentas de vacío
Son el rastro de la historia
Que no ha transcurrido aquí

En mi memoria guardo mil vidas
Tantas veces fui una niña
Y tantas otras lo olvidé

Tantos parajes lluviosos 
Se han empañado en mi mente
Me han visto deambular
Llorando mi próxima muerte

Cansada de la vida
Cansada de la muerte
Me queda la perpetuidad
De pasos fatigados
De lapsos de arrebato
La visceralidad

Ahora cierro los ojos
Cansada de mirar siglos
Esperando la ceguera

Y el sueño en el que me hundo
Tiene el secreto anhelo 
De nunca más despertar


Solicitud de naufragio


Con mis palabras pretendo
Alentar tu entrega
Estrechar el precipicio
Conocer tus demonios
Sé que no habrá certezas
Y renuncio a la duda
Renuncio a mi miedo
En pos de la incertidumbre
Mis deseos son claros
Mi intención es dudosa
Mas no pretendo nada
Que no me haya parecido
Haber leído en tus ojos
Escuchado en tus silencios
Naufragar con el otro
Desafiando al vacío

Yo no quiero


Yo no quiero ser igual a nadie
no quiero vivir igual que nadie
no quiero pensar igual que nadie
no quiero sentir igual que nadie
no quiero morir igual que todos.
No quiero somos iguales porque somos tan distintos al resto
pensamos lo mismo debimos conocernos antes
no quiero mi odio es igual al tuyo sentimos parecido no somos tan distintos
ni que me incluyan ni incluirme
ni ser la pieza que falta ni encajar justo
ni ser parte de
ni siquiera de los que no lo son.
Siempre afuera siempre suelto siempre descalza
sin reloj
sin ustedes
sin ti
sin mí

Por un resquicio de mi alma


Por un resquicio de mi alma
Se asoma una certeza.
Llega tan campante
Como vieja conocida
Y me produce una sonrisa
Maquiavélica y soberbia
Que enciende mi burbuja
Y prende fuego a los caminos.
Voy escupiendo llaves maestras y tirando muros con las pestañas.
De pronto imploto.
Me encuentro en la superficie.
Así que tomo una enorme bocanada de aire
De todo el aire que existe
De todo lo que existe.
Investida de luces ardientes y estrellas perpetuas
Me vuelvo presente
Me reconozco extasiada
En un estado de magnánima lucidez
Y soy mar
Soy noche de aquelarre
Y danzo
Y me prendo fuego.

Tan solo


No se piense que busco perpetuar nada.
Ni eternizar ni inmortalizar lo que es por naturaleza efímero.
Tan solo busco construir los más hermosos recuerdos
Para asegurarme una muerte hermosa
En la que desfilen las más apasionantes imágenes
Fugaces, únicas e irrepetiblemente intensas
Y absorta en su contemplación
Me entregue con deleite
Al cese de mi razón.

Por este instante


Las noches se acumulan en la yema de mis dedos y en mis ojos vibra el reflejo de la lluvia.
Cuánta humedad en mis huesos.
El olor a tierra mojada se aloja en las entrañas.
El crepitar del agua sobre los techos me grita que nada termina ni empieza nunca.
Y por este instante la lluvia es infinita.

Ruptura


Me extiendo lánguida
Pero con sed
Me despliego lentamente
Como paso de gato
Casi imperceptible
Casi
A veces, el gruñir de mis tripas me delata
Los dedos se alargan hacia los extremos
Las huellas dactilares se tornan ávidas lenguas
Que hurgan en los rincones
Con cadencia letárgica
En la holgura de mi danza
Sin embargo
Devienen súbitamente movimientos bruscos
Electro-viscerales
Que abruptamente cortan
La gracia y el ritmo
Que irrumpen insensatos
En el orden adscrito
Que, subversivos e irredimibles
Se resisten a la pauta
Como mi pluma
Como mis sueños.

25/04/10



La pureza se ha vuelto impalpable.
Solo un vago y efímero recuerdo queda de aquello
que se ha ido viciando poco a poco,
corrompido con la ira de lo material.
La inocencia de las miradas se ha disuelto en el vaho de la gran urbe,
entre los años transcurridos
y palabras hirientes,
marcas imborrables del alma.
Lo que alguna vez fue un lazo impenetrable
hoy ha sido tocado por el mundo,
ajado,
corroído,
hasta los huesos.
A esa pasión inagotable,
la ha cansado la ansiedad
de gritos desesperados
por no pertenecer
a este tiempo,
a este espacio,
que niega la belleza
de la que algún día creímos ser dueños.

Fénix


Estoy quebrando el espejo

Y dibujo en la ceniza

La silueta de mi bestia.

Las paredes no contienen

Los cimientos no soportan

Implosión de sangre

Y expansión total.

Lo que se ha despertado

Ya no puede dormir nuevamente.

Los engranes oxidados

Han encajado

En el punto exacto en que alguna vez pararon

Como si hubiesen sabido siempre

Como si estuvieran esperando

Como una confabulación ancestral.

Ahora siento cómo comienza la ignición

Ahora las cenizas se devuelven en el tiempo

Y el fuego no consume...

Porque soy el fuego ahora.

Los abismos Como imanes

Las sombras me seducen

Los abismos, irrumpen en mi voluntad

Irrumpen en mi decisión de no acercarme al borde


Los abismos, como imanes.


Una niebla pesada nubla mi vista

Justo detrás de mis ojos

Justo frente a los ojos de mi mente

Inmersos en la búsqueda

De algún recuerdo impecable

De algún ansia saciable

De lluvia estruendosa

De lluvia

          Y más lluvia

Respuestas a ninguna pregunta


En la oscuridad tropiezo

Con mis fantasmas morales

La culpa, el remordimiento

La culpa

        La culpa

                La culpa

Siempre la maldita culpa


No logro romper todos esos espejos

Que yo misma he dispuesto

De manera circular

Alrededor de mis actos, de mis palabras

Que se juzgan al reflejarse

Que se condenan ( que yo condeno)


Enjuago las víceras - las enjuago y las exprimo- y las vuelvo a enjuagar


Es como si una especie de traje viscoso

Se ciñera a mi cerebro

Impidiéndole escapar de los preceptos

Que me orillan al abismo

Que me orillan al abismo más profundo

Que me orillan al abismo de los abismos



(Imágenes fragmentadas

De añejos cantos de ensueño

De añejos coros de espanto

De memoria sonora

Memoria fracturada

Y caigo...

       
        Y caigo).

       

Inundación


En mi ventana está lloviendo a mares

Cerraré los ojos para no inundarme

Hace tantos recuerdos que no llovía así...

Tan gris y tan dentro

Por el pasillo corre un raudal de ayeres

Inunda mis habitaciones

Se impregna en las cortinas

En las sábanas

Se filtra en los zapatos a esperar

Con esa humedad sepia

Que atraviesa las paredes

La memoria.

La loseta va perdiendo su solidez

Se vuelve inestable

Forma surcos y ondula

Como un pantano.

Un olor a tierra mojada me acaricia

Se cuela por los resquicios del olvido

Hasta la médula.

Las piezas que esculpí en mi patio trasero

Comienzan a corroerse

Las veo siendo arrastradas

Mar abajo

Y me despido.

Veo con los ojos empapados

Como todo flota

Por un instante

Antes de partir.

Antes de diluirse en el recuerdo

En esas manos acuosas que rasgan dentro de mí

Llevándose las piedras

La sal

Y me dejo llover.

Contención


Mi corazón oscuro
Se resguarda
El sonido del goteo continúa
Aguarda
De las sombras me separa un muro
Mi intención de derribo
Se retarda
Y en lo profundo juro
Que esta hora que se alarga
Contendrá lo que auguro
Seguro sería una carga
Matar al alma que aún no curo
Para luego reanimarla

Tu nombre


Al filo de tu sombra 

Al borde de mi abismo 
Te nombro 
Te toco y me destruyes 
Cada palabra pronunciada 
Resuena 
Volviéndose eco 
Y desapareciendo para siempre 
Tras infinitas repeticiones 
Para siempre 
Infinito 
Tu nombre 
Ya fuera de tus márgenes 
Navego con holgura 
Con la máscara puesta 
Dignidad aparente 
Que suplanta a la ira 
Que se conmisera por mi ego 
Mi pobre ego 
Que se ha precipitado 
Desde lo alto de su nicho 
Se han roto sus alas 
Y quiere convencerme 
De que han sido las mías 
Y recogiendo fragmentos 
Aunque me mantengo a raya 
Sigo albergando
El estúpido anhelo 
De cruzar tu frontera 
Conquistar tu morada 
Y acercarme a tus miedos.

Como si


Estos amaneceres, brumosos, grises, me exhortan a indagar en la neblina y, aunque esta crea la ilusión de una mayor distancia entre las ideas, al mismo tiempo su envoltura, de un ligero espesor y de caricia como de humo, las amalgama como si las meciera suave y las domara. Y se me ofrecen como polillas a la luz, sin necesidad alguna de esforzarme o extender los tentáculos de mi adormecida razón. Van llegando como pisadas que se intensifican con la cercanía, más concretas y obvias cada vez. Hasta que se vuelve absurdo atribuirlas al sopor del sueño aún no disipado. Y entonces, de pronto, son como esta bruma invernal. Un elemento más, estático, que se aúna a la imagen mental para fundirse con ella. Como si perteneciera, como si hubiera estado ahí siempre.

Saqué del bolso el libro


Saqué del bolso el libro y de pronto me pareció sentirlo muy pesado y denso, como aglomerado y compacto; quise pensar en alguna analogía y al momento sentí mis pensamientos volverse compactos y pesados, como un bloque de no se qué; pensé que podía romper el bloque si me concentraba solo en lo que la idea del mismo me hacía sentir pero entonces también mi corazón, repentinamente, sufrió el endurecimiento ya conocido, y se volvió, también, un bloque de este material pesado, compacto, duro y amalgamado. Así que me apresuré a bloque escribir más solo piedra pude bloque piedra bloque de piedra bloque de piedra bloque de piedra bloque...

Medussa


El dique se rompe
Y el derrame cobija espesamente
cada rincón de mis cuartos fríos
Las manos temblorosas
Intentan contener
Corren histéricas hacia los bordes
Que ya no delimitan

Que ya no contienen
Intento en un grito la retirada
Atar con lazos de humo a las sombras
Que han venido a danzar alrededor
Que susurran frente al espejo roto en el que busco lo que ya no soy
Lo que no recuerdo haber sido
Una piedra gastada devuelve la mirada
¿En qué momento he roto el espejo?

Afuera llueve


Como hormigas brotando de la tierra
Palabras
Y más palabras
Sobre este hastío
Detrás de el
Surgen como un maquiavélico deseo
De no ser
Parar la búsqueda
Indagando más profundo
Afuera llueve
Los animales se resguardan del frío
Así mi consciencia
Así las noches
Que se vuelcan al día
Y el chillido de la rueda
Agudo y exasperante
Demandante
Ya no gires
Ya no gires
Tan sólo por un segundo
Para

Solo sé
Y contempla
Calla
Afuera llueve

Anda pues


Ave de mal agüero,¿porqué entonas tu fatal canción postrada en mi ventana, si dramatismo me sobra y liviandad es lo que anhelo? Anda pues y grita que el ardor fallece y que la vida es un lecho de vidrios afilados. Jáctate de tu inamovible sentencia y enturbia mi razón con certezas crueles.

Cuesta la razón


Cae la tarde y la tensión vuelve 

El nudo se aprieta 
Nada se bifurca, todo se ensimisma 
Tan sólo permite que las vísceras descansen 
Pero no 
La angustia, el hambre, el ansia por probarlo todo 
Tuerce, trastoca 
La taquicardia se funde con el sonido del goteo 
¿Cuánta voracidad cabe en un ser humano? 
Recostarse sobre el césped húmedo 
Acariciar las entrañas 
Contemplar el vacío que se niega a reconocerse 
¿Cuántos alaridos al alba construyen una oración? 
He decidido no emerger
Y Herman Hesse me espera con esa puerta abierta 
Esa entrada, solo para mí 
Solo para mí 
Los pies me crujen, pesados, lánguidos e hiperactivos a la vez 
La llave sigue goteando 
Mis manos rozan con el frío y blanco mármol de una pared 
Y recuerdo lo hermosa que es la frescura 
Lo frío, lo fresco, lo blanco, lo nuevo 
La gente en las gasolineras, en los oxxos, en los parques 
Me recuerda lo aburrida y fácil que puede ser la vida 
Y me quedo 
Me quedo con mis arranques y mis quiebres 
Me quedo con mi melancolía 
Y con mis catedrales incendiadas 
Aunque me cueste la razón.

Musas muertas


Por momentos pareciera que las musas han muerto. 

Este estado de paz, de claridad mental, limita mi creatividad.
Siento mi cognición ampliarse y abarcar cada recoveco, disipar toda duda. 
De repente todo es tan transparente, tan sí mismo, tan obvio. 
Las cosas se muestran en su esencia pura y simple. 
Y hay calma, demasiada. 
Y si, el sufrimiento se va. 
Mas pareciera que solo la perturbación orillara a mi mente a ese desdoble tan sincero, 
a esa desnudez interior, 
a esa, la expresión última de mi yo. 
O mas bien, de ese yo.
Esos estados de profundo quiebre, 
en los que la razón no está segura de serlo.
Ese tocando fondo, 
esa agonía inherente al solo hecho de vivir, 
rasga en lo más profundo de mis entrañas 
ubicándome en la disyuntiva entre morir o arrojarlo todo, 
vomitarlo, escupirlo, vaciarme. 
Es como un extrañar la melancolía, 
ansiar la nostalgia para que zarandée el espíritu 
y así pueda desenvainarse. 
Forzarlo a vomitar tanto dolor. 
Por otro lado, la calma, 
ésta extraña y un poco ajena pasividad, 
parece hacerle bien a cierta parte de mí, 
como si la salvara incluso. 
Como si me salvara incluso. 
Pero hay otra parte en mí que pierde, 
como si esa calma la meciera hasta adormecerla 
y la amansara de algún modo. 
En un punto comprendo que me estoy domando 
y que es necesario bajar el ritmo y sólo contemplar. 
Es sólo que esa parte está quizá tan acostumbrada a la tristeza, 
a la oscuridad y a lo visceral, 
que se ve limitada, 
casi imposibilitada 
para gritar desde esa voz ulterior 
al no encontrar ataque contra el cual defenderse. 
Y temo perderla. 
Quizá sea momento de abandonar las armas definitivamente 
y solo contemplar qué sucede. 
Por supuesto ello no implica que baje la guardia. 
Y los demonios al acecho. 
Siempre. 
Lo sé.

En el fondo


Y en lo claro busco
La mano extendida
La palabra mágica
La vela encendida
Mas se que al encontrarla
Habré de rechazarla
Dudaré de todo
Y volveré a lo oscuro.
Más no porque mi alma
No anhele el consuelo
Ni porque mi estero
No quiera inundarse
Aunque sanar la herida
Es mi mayor deseo
Huyo del consuelo
Y regreso a mi cárcel.
Este autoflagelo
que cruelmente me impongo
Busca redimirme
Llevándome al fondo
Pues es en el fondo
Donde uno descubre
Que, o vences al miedo
O el alma se pudre.

Elija Ud.


Ando vendiendo cánceres para los que quieren expiar culpas. Cuerdas de ahorcar para los más decididos, dosificadores con arsénico para los masoquistas silenciosos, navajas afiladísimas para los dramáticos.
Traigo, también, frasquitos de 10 mg. de saltar a las vías, lanzarse desde el puente, y desde lo alto de un edificio. Este último en presentaciones de 5to, 7mo, y 11avo piso, con respectivo aumento de precio al incrementarse la altura y, por ende, la efectividad. También se pueden adquirir en kit con cobertura de consecuencias; el de 5to piso vendría incluyendo lo que es ambulancia, hospitalización, familiares compungidos y un ramo de flores al cuarto; el de 7mo abarcaría todo lo anterior y/o un féretro, gastos de entierro, un espacio en el cementerio de su elección, y los llorantes; el de 11avo piso, le incluiría todo lo referente al funeral mas una esquela en el periódico de su elección y un espacio en la memoria de un ser querido a elección suya por espacio de 2 años. En caso de no morir, los gastos de hospitalización correrían por su cuenta. Después, para los más valientes, esos que gustan de paladear la muerte todos los días, esos que quieren vivir muriendo un poquito a cada instante, que siempre ansían estar al borde, para esos, traigo ampolletas inyectables de amor fulminante. Pero ojo, una vez aplicada la ampolleta, no hay remedio alguno que pueda contrarrestar el efecto. Por ésto, quienes deseen adquirirla deberán firmar una responsiva donde afirman conocer y aceptar todos los efectos colaterales, los cuales incluirían todos o algunos de los enunciados en la lista siguiente: insomnio, mareos, ansiedad, taquicardia, comezón en el esófago, ardor en el alma, rabia en las entrañas, confianza plena en el mundo seguida de una desconfianza atroz en todo, alta vulnerabilidad, ganas de morir en serio, ganas de no morir nunca, trastorno de la personalidad, ganas de ser el otro, espasmos emocionales, convulsiones espirituales, y, por último, una total incertidumbre.

Baires


Y te sufro así nomás
Parda, fatigada
Llena de recuerdos
Pero ajenos y privados.
Sin devolverme nada
Ni abrazarme desde adentro
Ni memorias rescatadas
Ni olores de mi infancia.
Te camino así nomás
Con fastidio, con desgano
Pateo con rabia tus calles,
Te escupo y te reclamo
Que no me hayas recordado.
No has venido a mi encuentro
Ni me arañaste de ayeres
Ni trajiste un viento antaño
Ni sacudida rabiosa
Ni el tren, fantasmas, las noches
Ni recuerdos inventados.
Y te vivo así nomás
Con esa nostalgia arraigada
Con ese cielo inmutable
Tu frialdad, tu indiferencia
Que hasta el mate de la tarde
Me aliena
Y dice
Noteconozco
Crudeza
Desangelado, baldosas frías, una copa más de vino.
Y demasiado tiempo para pensar.
La distancia no hace mella en los demonios
Que no conocen, de espacio-tiempo
De atardeceres ni de jardines con pileta.
Solo saben de hambre de no sé qué,
De algún agujero en no sé dónde
Y de cosas hechas jirones.

3:44 am


Y, un poco como en la casa Usher. En las gastadas esquinas de los muebles de madera, se asoman manchitas de olvido; las cuarteaduras de las viejas losetas permiten observar colonias de diminutas y lánguidas tristezas de arrabal; y el gato que se postra cada noche sobre mi silla es como el tiempo, inamovible, perpetuo, con ojos de todos morimos. Con una calma de sabios. Y las paredes siguen cayendo a pedazos, y las luces se van atenuando, mientras el destino nos alcanza, y los designios se cumplen.

Lo salvaje


Busco el punto
donde conecto
Donde la brisa premonitoria de lluvia
se mete aquí bien dentro
y anuncia
tormentas impetuosas
y ríos que corren intrépidos
sin cauce definido
buscando desembocar
en algún papel vacío.
Ese punto donde comulgo
con mis sombras danzantes
con las ramas de los árboles
que se mecen furiosas
con la hoguera ancestral
de aquelarres secretos.
Ese lugar oculto
por muros de papel
que se humedecen y desmoronan
cuando Lo Salvaje llama.
Ahí donde convergen
la esencia y el origen
Donde solo hay
sustancia primaria
idea creadora
fuego fatuo.
Donde voces sin memoria
susurran al oído
seducen las entrañas
incitan a la danza
Y acudo al llamado.

Me vi morir con los pájaros


Ayer me soñé
Al borde de los mundos
Hermosas flores color púrpura
Se abrían de cara a la luna
Mientras con el atardecer
Morían los últimos pájaros.
La muerte tomaba mi mano
Y me invitaba a danzar con el sol
Mientras su huesos se cubrían de carne
Y comenzaban a asomar los míos.
Entonces tuve una visión
Me vi morir con los pájaros
Y marchitarme en el ocaso.
Mas no dudé ni un instante
Y acepté la invitación
No hubo molécula mía
Que resistiera a la danza
Y abrazada de la muerte
Atardecí con el sol
Y fuí entonces
Pájaro muerto
Flor púrpura
Luna y ocaso
Alba
Incluso la misma muerte.

La rueca


Apaga el interruptor por favor
Solo un café más
La luna quiere entrar y olvidaste abrir la ventana
Hace tanto que perdí el hilo
Pero ahora tengo muchos
Pequeños y dispersos
Pero muchos
Y no empezaré a priorizar
El frío se cuela por mis calcetines
Me lleva a la cama
Mañana al despertar habrá una enorme madeja
Lo sé
Y la desenredaré en el papel
Y en el café
Y saldrá por la ventana
Y regresará con la luna a cuestas
No puedes olvidar abrir la ventana

He sido


Solo he vuelto para escribirlo
Para que quede constancia
De que he sido
Un grito oscuro
Un funeral de pájaros
Su cielo y su tumba
La flor que estalla al amanecer
El grillo que canta
Hasta su última exhalación
El remanso de un río
Y también su catarata
El frío mortecino
Que acecha al agonizante
Y la brisa fresca
De una playa soñada
Tormenta devastadora
Y amanecer de invierno
Tierra húmeda
Roca
Alarido nocturno
Un vuelco en el corazón
Y el mar
El mar

Que arda

Embriaga mi razón
Un desconcierto nocivo
A cuyo dolor la ciencia
No otorga paliativo

Mas un deseo furtivo
Se vuelve una exigencia
Que arda la razón
Y atisbe al fin la esencia

En la otra orilla


En la otra orilla acechaba
Hambrienta y despiadada

La tierra fango
El mar abismo
El corazón exaltado al choque de las miradas
El remar acelerado
Y el cauce estrecho y piltrafa

El mango del remo podrido
Las ganas desparramadas
Los hilos de plata rotos
Nunca más un reino manso
Un abrazo tibio
Ni la cadencia soporífera
Del cómodo devenir

El salto pedía a gritos
Ser ejecutado
Con hermosa precisión
Las entrañas bien atadas
Sin retorno
Sin oasis

Y en la otra orilla acechaba
Voraz y vertiginosa
La lengua sedienta asomando
Ancestros en la mirada
Y un rojo intenso en la voz

Pero la tierra fango
Y el mar abismo
El remo roto
El río pantano

Presa del miedo
Y las manos pequeñas
Como escondidas
La inmensidad abrumadora
Y el aliento por lo bajo

La visión nublada
No te dejes arrastrar
No cierres los ojos
La orilla está cerca
La batalla debe librarse

Pero la tierra abismo
El mar fango
El remo pantano
El río roto
Los ojos cerrados
Y la orilla lejana

Y la corriente suave y fácil
La corriente suave y fácil

En esa otra orilla
Así pasen mil eones
se pulvericen las rocas
Y se congelen los ríos
Hambrienta y despiadada
Con la paciencia de un muerto
Aguardará tu regreso

Con la mirada fuego
Con las entrañas rojas
Y tus miedos en la mano

Y entonces


Toma lo que quieras de mí
Vacíame
Arráncame todo lo que necesites

Esta estúpida transparencia
Atenta contra mí
Te vomito mi ser
Te escupo mis entrañas
Para vincular
Para fundirme
Con el secreto anhelo de dejar de ser yo
Y salgo a la noche cargada
Las máscaras en el bolsillo
Busco una cloaca abierta
Un pedazo de mundo solo
Desdoblarme en la secrecía de la penumbra
Mientras tú, ustedes, ellos
Ya no existen
Nunca lo han hecho
Solo saltan mil veces del puente
Cada vez el mismo
Pero distinto
Pedazos de mí que representan
Esta tragicomedia
Sin cuarta pared
Sin telón
Tan solo la pobre y estúpida subjetividad
De esta consciencia que reniega de su existencia
Pero grita desde un pedestal
Articulando gestos de director de orquesta
Con pavor a saltar también.

Toma lo que quieras de mí
Vacíame
Devora mis vísceras hasta saciarte

Mis canales abiertos
Como un sistema de autodestrucción
Aprieta el botón
Que corra la sangre
Que no quede nada
Vuélveme desierto
Y entonces, quizás,
Tan despojada
Tan nada de ustedes

Tan nada de nadie
Tan nada
Sepa quién soy
Sepa quién soy.