martes, 31 de mayo de 2016

Libertad



Libertad de la buena, jugosa y cortada a cuchillo. Libertad sin L al principio ni D al final. Tan otra cosa, tan mía; no esa que viene en el diccionario, ni de la que hablan todos. No Su libertad. Sino Mi libertad. Tan otra cosa. Tan palabra inventada en una mañana lluviosa, tan necesariamente inexplicable. Tan de a ratos pero eterna, tangible pero invento mío sin duda. Porque no queda sino inventarla. Tan desvirtuada la pobre, tan manoseada, vendida y comprada. Tan terriblemente alienada y privatizada. Palabrucha de fonética cansada, reducida al final a simples ocho letras cuando debiera tener mil. ¿Quien le impone a ella cuánto debe o no significar, cuánto puede decir, y cuanto soslayar? Corona de incontables batallas, estandarte del amor pero demolida, ruinosa. Te connoto tantas cosas, tantos cafés taciturnos, tantas charlas a quemarropa y tan pero tan pocas fronteras. Pero sería un sacrilegio querer asirte...