sábado, 9 de abril de 2016

Cuesta la razón


Cae la tarde y la tensión vuelve 

El nudo se aprieta 
Nada se bifurca, todo se ensimisma 
Tan sólo permite que las vísceras descansen 
Pero no 
La angustia, el hambre, el ansia por probarlo todo 
Tuerce, trastoca 
La taquicardia se funde con el sonido del goteo 
¿Cuánta voracidad cabe en un ser humano? 
Recostarse sobre el césped húmedo 
Acariciar las entrañas 
Contemplar el vacío que se niega a reconocerse 
¿Cuántos alaridos al alba construyen una oración? 
He decidido no emerger
Y Herman Hesse me espera con esa puerta abierta 
Esa entrada, solo para mí 
Solo para mí 
Los pies me crujen, pesados, lánguidos e hiperactivos a la vez 
La llave sigue goteando 
Mis manos rozan con el frío y blanco mármol de una pared 
Y recuerdo lo hermosa que es la frescura 
Lo frío, lo fresco, lo blanco, lo nuevo 
La gente en las gasolineras, en los oxxos, en los parques 
Me recuerda lo aburrida y fácil que puede ser la vida 
Y me quedo 
Me quedo con mis arranques y mis quiebres 
Me quedo con mi melancolía 
Y con mis catedrales incendiadas 
Aunque me cueste la razón.

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