miércoles, 3 de agosto de 2016

No entregaré mis fósforos













 




¿Cómo podría bienvenirte
si siempre estás lloviendo
si siempre estás lloviendo con furia
y acá también tengo mis tormentas?


¿Cómo podría dar refugio

a tu aliento congelado
en mis cuevas ancestrales
si anidarían en los techos
y caerían como estalactitas
sobre lo último que me queda por guarecer?


¿Cómo podría abrazar tus noches

entre el azul y la borrasca
que empaña aún mis manos
que tanto ansían la luz?


¿Y cómo, dime, podría 

albergar en mis claustros
tus silencios abismales
que aunados a los míos
acallarían las fuerzas
que debieran incendiar
todos los monasterios?

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